Naomí Osaka, doble campeona del US Open, |
Su rival fue la bielorrusa Vicoria Azarenka, de 31 años, que mostró un nivel bueno en el torneo y que la doblegó con un 6-1 en el primer set y llevaba 2-0 y 30-40 en el segundo.
Ahí apareció la estirpe de la japonesa jugando como campeona para quedarse con el certamen con 6-3, 6-3 final.
"En ese momento, pensé que sería vergonzoso perder en menos de una hora", dijo la vencedora al culminar. Efectivamente, se refería a lo mencionado antes cuando se le notó en cancha lo molesta que estaba por su rendimiento parcial.
Naomí salió de la burbuja satisfecha de apoderarse de un nuevo Grand Slam, el tercero de su carrera, pero a la vez triste por haber visto la agresión al pueblo afroamericano. Ella se identificó al salir en cada partido con mascarillas en donde tenía escrito los nombres de las víctimas que fueron asesinadas por actos racistas o por la policía.
Si bien en su discurso final no abordó el tema, se involucró desde un principio y más en el momento de triunfo (tal vez, haya sido cuando se desplomó en el piso mirando al cielo para meditar).
La reina japonesa había decidido retirarse del Abierto de Cincinatti (se jugó una semana antes en el mismo escenario) como adhesión a los reclamos por la violencia racial en el territorio norteamericano, tras lo sucedido con el ciudadano negro Jacob Blake baleado por la fuerzas policiales en el estado de Wisconsin. (Fuente Crónica).
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