martes, 5 de octubre de 2010

El legado de Romina

Mucho se ha hablado en los medios de la trágica desaparición física de Romina Yan. Homenajes varios en la tele y la conjunción de toda la colonia artística para darle el último adiós.
A los 36 años y de manera imprevista, Romina dejó este mundo para instalarse en la memoria colectiva por los trabajos diversos que realizó en su trayectoria de más catorce años ininterrumpidos.
Desde Chiquitas donde consumó su mayor éxito al lado de su madre, Cris Morena, y su padre, Gustavo Yankelevich, unos de los pilares de la televisión de los noventa, hasta Amor Mío junto a Damián de Santo.
Pero ¿cuál es el legado que deja esta joven y bella actriz? Desde su simpatía y bondad pasando por el buen compañerismo y el no creérsela desde el lugar que ocupaba por ser hija de.
Como dijeron varios de sus ex compañeros siempre priorizó la familia -ese es uno de sus rasgos fundamentales- que había conformado junto al productor Darío Giordano y sus tres hijos que trajo al mundo.
 

El mensaje de Chiquititas, en forma esencial tierno y conmovedor a lo largo de sus nueve temporadas en el aire y un verdadero suceso en Israel y varios países con lenguaje y costumbres totalmente distintas al nuestro.
Hasta la comedia donde sobresalió con su compañero De Santo -el ideal-, costumbrista y de diversión variada para el ámbito familiar.
Romina tenía mucho para dar todavía y proyectos. Muchas de sus obras eran escritas por ella como los párrafos y canciones de Chiquititas -herencia de su madre-.
Proyectos que quedaron truncos pero con seguridad estarán presentes en el alma y espíritu de su recuerdo.
 

Como dijo alguien en uno de sus tributos que era capaz de hacer la cola para el casting sabiendo que su mamá era la directora y su padre el productor, de perfil bajo y querer ganarse un lugar por sus propios medios.
Así era esta chica que se hizo famosa por sus labores actorales y no por darse a conocer en sobreexposición que no conlleva a ninguna extirpe.
Ese es su mayor legado y al que se le atribuirá por derecho propio. Se la va a extrañar pero a su vez, se la va a recordar por siempre como un "Rinconcito de luz". Por MA.

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