Martín Palermo tuvo su fiesta de despedida del fútbol en la mítica Bombonera. El lugar de sus goles heroicos le dio el adiós al gran goleador luego del empate a uno con Banfield. A pesar de que jugará el último partido del campeonato frente a Gimnasia, rival de Estudiantes donde se inició cuando se irá su compadre en Boca, Guillermo Barros Schelotto, el retiro fue en su casa y ante su gente.
Estuvieron varios invitados, entre ellos sus padres -el momento más emotivo con el abrazo- y le fue regalado un arco que tantas veces vulneró.
Antes del partido contra el Taladro lo acompañó una caravana hacia el estadio con gente boquense donde ya había dado muestras de su emoción. Aunque no pudo marcar se retiró con todos los honores por las tantas tardes felices que le pudo brindar a su parcialidad.
"Estoy muy agradecido por todo. El gol es lo máximo que podía darles", dijo por el micrófono. "Boca no sería esto si ustedes no estuvieran allí, alentándonos. Por eso quiero darles un agradecimiento eterno", agregó hacia su gente.
Y se fue dando la vuelta olímpica como correspondía devolviendo tantas nuestras de cariño y afecto. Es que Palermo se empezó a despedir y esta vez, para él, la leyenda no continúa. (Fuente Clarín).
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