Ascóniga es la más ganadora entre las mujeres. |
"Antes que nazca, mi abuelo había comprado un petiso para que aprenda a cabalgar. Desde chica siempre anduve a caballo. Nací cerca del hipódromo de La Plata y siempre iba a ver el Dardo Rocha. Nada es casualidad", dijo la jocketa.
"Cuando terminé la secundaria me anoté en la escuela de aprendices de La Plata. A los 20 me fui a San Isidro, así que demoré en terminar por un accidente que me dejó un año demorada", siguió contando.
Como también lo determinante que fueron sus padres. "Me acuerdo que cuando les conté a mis papás siempre me apoyaron en la carrera. Me había anotado en veterinaria e hice las dos cosas, pero ser jocketa me tiró más", añadió.
El turf siempre fue considerado como un deporte machista, pero ella se hizo un lugar en ambos géneros. "Es difícil progresar para el aprendiz sea hombre o mujer. Hay un poco de fortuna acompañada con la conducta. Además es fundamental el apoyo que vayas ganando al trabajar y siendo buena persona", argumentó.
Tampoco recibió discriminación por parte del género opuesto, a lo que lo atribuye "no recibí destrato ni nada que se le parezca. Algún grito machista desde la tribuna, pero en general me dicen cosas lindas y me llevó bien con los cuidadores, que es prioritario para no tener problemas en ningún lado", señaló.
Luján relató después su episodio favorito en esto de transitar las pistas del turf: "Lo mejor es cruzar el disco adelante, es una sensación que no la cambio por nada. Así sea una ordinaria o un clásico, para mí todas las carreras son iguales". (Fuente Crónica).
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