martes, 14 de abril de 2015

El Boom Youtuber

El fenómeno de los Youtubers llegó a la Argentina.
Durante buena parte del fin de semana, el portal YouTube hizo base en La Rural. Los principales exponentes del sitio de videos, estrellas para algunos, anónimos para otros, youtubers para todos, se enfrentaron con sus seguidores.

Esta vez sin pantallas de por medio, cara a cara. El Club Media Fest, presentado como el primer festival de youtubers en América Latina, se convirtió en un delirio que alcanza niveles de fenómeno mundial.

Los organizadores sacan pecho al informar que fueron 30 mil personas, la mayoría adolescentes de grito fácil, las que pasaron por el predio de Palermo; una cifra que parece irrisoria en comparación con los 50 millones de seguidores que suman los principales youtubers internacionales.

Da la sensación de que estos chicos serían capaces de llenar diez estadios de River si se lo propusieran, todo en base a su desfachatez y carisma. “Es la nueva generación de artistas”, desafían algunos fanáticos sin ruborizarse.

Sólo el Rubius, el youtuber español que cerró el festival, cuenta con 10 millones de seguidores y tiene el canal más visto de su país, incluso por sobre los de Barcelona y Real Madrid. Volvió a presentar en el escenario el mismo repertorio que suele grabar desde su casa: un poco de gracia natural, chistes, juegos e improvisaciones.
Suficiente para desatar las lágrimas y gritos de sus admiradoras, tan fieles como las de Violeta o Lali Espósito. Como toda estrella, su merchandising incluía llaveros, remeras, gorros y las infaltables vinchas, que llegaban a costar hasta 100 pesos sobre la avenida Santa Fe.
No fue el único que despertó tales muestras de cariño. Su compatriota Mangel, el estadounidense Justin Luke y el mexicano Werevertomorro, junto con los locales Marito Baracus, Vedito, Pelado Justiciero y El Bananero, captaron a las masas con historias sencillas, humor y sus clásicos latiguillos.

¿Cuál es el secreto de esta revolución? “El Rubius me hace sentir bien. Cuando tengo problemas con mi familia o en el colegio, veo sus videos y siempre me saca una sonrisa”, responde Malena, de 15 años. “Nos identificamos porque ellos nos entienden, saben lo que pensamos y lo que nos gusta”, agrega Justina, de 12, que llegó desde Quilmes.
Muchos de estos chicos que recién empiezan a moverse solos en la calle estuvieron acompañados por sus padres. Algunos se entusiasmaban con ellos, otros bostezaban a un costado.

En este último grupo estaba Romina, que viajó con sus dos hijos desde Zárate y pagó tres entradas de $ 350 para cumplir su sueño: “Ellos no van a los boliches ni salen de noche.
Sólo se juntan a ver los videos y en parte me deja tranquila. Es raro, pero no se los voy a prohibir”. (Fuente La  Razón).

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