Cada
cuatro años asistimos a la mayor fiesta del fútbol, que es el Mundial. Con la
conclusión del último en Brasil, la televisión criolla se encargó de mostrar
las imágenes de los partidos más una gama de programas alusivos, tal como
sucedió en torneos anteriores, que no tenían que ver con el fútbol pero sí con
el humor.
En
Alemania 2006 podemos recordar a Campi enfrascado en su personaje de “criollo”
tonto que le hacía preguntas a los italianos en un lenguaje a su manera correspondiente
al nativo de turno. Por ejemplo, a los franceses todas las palabras terminaban
en “e” y a los alemanes, en un alemán degradado. Burla para todos.
En
Sudáfrica 2010 lo mismo. Pero como el país quedaba lejos, no hubo demasiado
para “gastar” a los turistas que concurrían a ver el certamen. Así y todo,
algunos “afortunados” fueron a hacerse los vivos.
En
éste de Brasil, por la cercanía, las calles se llenaron de especies de
periodistas que hacían notas sin sentido en los alrededores de los estadios donde
se jugaban los partidos. Preguntas al estilo ¿Neymar o Messí? o, ¿Brasil o
Argentina? Bobada total. Además de las ya acostumbradas, ¿quién sale campeón?
Como si alguno de nacionalidad contraria vaya a responder por el otro o
viceversa. Una incongruencia total.
El
ya consabido “Gonzalito” de CQC pateando y haciendo patear penales y rompiendo
vidrios de ventanas en edificios brasileños. ¡Qué viveza la de estos tipos!
Además
del portugués que se les ocurre hablar, una mezcla de español con una lengua incompresible
como si los entrevistados fueran adivinos de lo que les ocurre decir. Garota,
galinha o caipirinha, no más que eso (no se les había ocurrido aprender antes de
viajar).
Pero
la responsabilidad crece cuando envían a señoritas bellísimas con cero información
o los consabidos piolas para notas estúpidas y de mal gusto.
Es
de esperar, que dentro de cuatro años en Rusia levanten la puntería muchachos.
Así no. Por Luciano Chimento.
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