La conserva de alimentos, vital para evitar el botulismo. |
La alimentación, hoy, está en el ojo de la tormenta. Hay
una enfermedad que resulta infrecuente, pero que posee su volumen de gravedad: el
botulismo. Muchos casos de este mal se emparentan con el consumo de los
alimentos en mal estado o conservados.
Para explicarlo bien, la doctora Valeria El Haj
(Matrícula Nº 99.291) señaló que “el botulismo se produce por una toxina que
libera la bacteria llamada Clostridium botulinum. En los lugares donde no hay oxígeno, como
las conservas de los alimentos,
es ahí donde se origina. Esto se debe por la falta de precaución en
alimentos mal procesados, enlatados o embotellados en casa”.
En cuanto a cómo se contrae la enfermedad, sostuvo que “por intoxicación que se puede transmitir en las personas. A través de heridas, inhalación o infección intestinal de dicha bacteria en lactantes. Pero la toxina se trasmite de manera principal por alimentos mal procesado o de nivel de ácido muy bajo y con poco oxígeno”.
En relación a los síntomas que hay que tener en cuenta,
la doctora manifestó la fatiga intensa, debilidad y hasta vértigo. A
continuación, la visión borrosa,
sequedad bucal y dificultad para tragar y manifestarse. Pueden aparecer,
dijo, síntomas con vómito, diarrea y hasta inflamación abdominal.
La enfermedad puede acarrear, también, debilidad en el
cuello y brazos y afectar, luego, músculos respiratorios y de la parte inferior
del cuerpo. Pero, ¿en qué momento empieza a notarse el efecto? Para la médica,
el botulismo “se da a las 12 0 36 horas de ingestión de la toxina, pero puede
variar en la incubación de varias horas a dos semanas”.
La prevención que debe hacerse pasa por las prácticas de elaboración y en particular, la forma de conservación e higiene. Hervir los alimentos enlatados al menos 10 minutos antes de la ingesta y basarse en diagnóstico clínico para saber si se ha contraído la enfermedad. El botulismo no es broma. (Fuente Crónica).
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