martes, 14 de noviembre de 2017

El ocultismo, en la era Hitler

Hitler adoptó prácticas ocultistas para afianzar su poder.
Muchos gobiernos han utilizado el ocultismo, una combinación de prácticas misteriosas, relacionadas con la magia, el espiritismo, la alquimia y la nigromancia, para dominar los secretos de la naturaleza, los dones del ser humano y así afianzar su poder. 

Prueba de esto, fue el nazismo que se originó desde el pensamiento esotérico hasta consolidarse como una fuerza política.

Desde su juventud en Viena, Adolf Hitler leía acerca de una civilización pura e incorrupta en la revista “Ostara” fundada por un ex fraile llamado Jörg Lanz von Liebenfels, quien fue considerado uno de los primeros influenciadores de la mente de este dictador. Más adelante, conoció a Rudolf von Sebottendorff, un estudioso de la cábala, la alquimia y practicante del ocultismo, fundador de la Sociedad de Thule en Múnich, una secta caracterizada por el antisemitismo y racismo, hacia ciertas creencias e ideologías.

Thule hace referencia a la civilización de la Atlántida considerada la “cuna de la raza aria”, una especie superior y avanzada en los diversos planos del Universo. Hitler contaba con unas aptitudes casi hipnóticas de orador y comunicador, que aprendió con el mago, vidente y astrólogo Erik Hanussen y junto a sus habilidades como organizador, logró convertirse en un líder visible para comandar la causa de empoderamiento sobre los pueblos en la Tierra.

Con el fin de fortalecer la doctrina nazi, los miembros crearon una serie de ritos y ceremonias, para exaltar los símbolos de protección, poder, abundancia y seguridad. Por ejemplo, el saludo “Heil” proviene de la runa de la victoria, la cruz gamada o esvástica derivada del idioma sánscrito significa bienestar y éxito, mientras que la runa Tyr o Kampf era empleada para el liderazgo de la batalla. (Fuente Kienyke).

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