No es fácil disfrutar el triunfo ante México. Primero porque lo consideramos un hermano de América. Y segundo porque tenemos muchas cosas en común.
Ellos son de mirar mucho hacia nuestro continente, en especial hacia Argentina. En los futbolístico tratan de imitarnos aunque no posean el talento natural en este deporte.
Siempre están tratando de llevarse jugadores de nuestras pampas para allá y en las tribunas dejaron las porras para darle lugar a los barras, mal que les pese.
Otra cosa para referirse es que a las potencias siempre le dan una mano. No exactamente por el gol de Tévez en visible posición adelantada, o porque los árbitros se puedan equivocar. Sino porque el lado de la justicia siempre apunta hacia los grandes.
Clara muestra el gol legítimo no convalidado a Inglaterra contra Alemania. ¿Devolución de gentilezas por lo del Mundial ’66. Lo cierto es que para uno u otro lo pueden hacer.
México esta vez se vio perjudicado aún con la clara victoria argentina en el tanteador.
Con ese tanto se abrió el partido y los nuestros aprovecharon ese momento de desconcierto azteca que se pronunció en la fallida del segundo gol.
La alegría de estar en cuartos de final no es esta vez con la amplitud de un triunfo ante Inglaterra como ejemplo.
Ganarle al amigo, al hermano, debe tener tintes de satisfacción pero nada más que eso. El trago tiene otro sabor de potenciales adversarios de cúspide. Por MA.
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